La hemos pillado a la pobre más agobiada que una estudiante de 2º de Bachillerato la nochecita antes de la EvAU, en mitad de la gira de su disco “El árbol y el bosque”. Como estos días está en Madrid, nos hemos ido al Wizink Center y, como quien no quiere la cosa y quitándole importancia al asunto, le hemos dicho: ¡eh Rozalén, que te queremos entrevistar para En plan noticias! ¡Y la tía ha dicho que sí! Así que hemos tenido que recurrir a nuestra experta en canciones de Rozalén, la irrepetible Violeta Lapuerta (¿no será al revés el nombre?) para que la entreviste. Y hemos comprobado que aunque a Rozalén le encante decir de vez en cuando “¡yo qué sé!”… ¡ella sí que sabe!
Violeta Lapuerta: Hola, Rozalén. Nuestro periódico va dirigido sobre todo a estudiantes de ESO y Bachillerato, eso que a veces los adultos llamamos con cierto desdén la “dichosa adolescencia” y con los que, en mucha ocasiones, nos resulta difícil conectar. ¿Cómo te la apañas tú para conectan con tus canciones con esa franja de edad? ¿Qué visión del mundo ofrece Rozalén a nuestros “dichosos adolescentes”?
Rozalén: No lo sé… Hombre, yo en mi washap tengo puesto “…en una edad difícil”. Siempre digo que entré en la edad del pavo y ya nunca salí. Yo escribo las cosas que vivo, que observo, que siento. Tengo mucho de niña, por eso creo que también hay muchos niños que me escuchan. Y luego hay cosas que sufro como los adolescentes, como los adultos… Todos tenemos mucho de todas las etapas. Y la adolescencia es superimportante, es la que marca tu personalidad y el camino que vas a tener en tu vida.
V.L: Tu canción “El paso del tiempo” nos habla… pues de qué va a hablar, ¡de eso!, del paso del tiempo. Tú lo enfocas como algo que hay que aceptar y que es incluso positivo, porque te llena de vida. Tan influidas como están las generaciones jóvenes por la publicidad, las redes sociales, por ese mundo tan bello y maravilloso que tiene tan poco de real, ¿los ves preparados para afrontar algo tan inevitable como lo que les espera: el paso del tiempo?
R: Pues me encantaría que sí, que tuvieran referentes de gente real. Que hubiera menos filtros en Instagram. Yo qué sé, lo que sea para decir: oye mira no pasa nada, tengo celulitis, tengo arrugas, estoy gordita y puedo ser lo que yo quiera en la vida. Deberíamos currárnoslo todos mucho más en la exposición para que ellos tuvieran referentes de carne y hueso.
V.L: Tu trabajo se distingue, entre otras muchas cosas, por la calidad no solo de tu música, sino también de tus letras. ¿Crees que el público más joven valora lo suficiente esa faceta, o pasan del contenido de las canciones y solo les interesa el chunta, chunta, chunta, chun…?
R: Hay muchos adolescentes que valoran las letras. Yo las valoraba en esa época. Hay muchos a los que les encanta el rap, el rock, los cantautores… Eso significa que valoran las letras. Y tampoco está reñido con tener momentos de no tener que escuchar letras y.. ¡bailar!, porque eso también es muy sanador. Hombre, ya si juntamos todo, y por ejemplo una canción de reggaeton tiene un mensaje, pues mejor para todos.
V.L: En alguna ocasión te hemos oído decir que eres mucho de escuchar rap, y además tocas estilos muy variados en tus discos. Pero, ¿qué opinas de la letras de ciertos estilos musicales, como el reggaeton, a los que se les suele tildar de machistas? ¿Piensas que una letra de una canción puede resultar ofensiva o crees que al final todo es juego y pura ficción y no hay que darle tanta importancia?
R: ¡Sí que hay que darle muchísima importancia! Sí, porque somos lo que escuchamos. A ver, con lo que no estoy tan de acuerdo es en lo de la censura. Ahí tengo como un conflicto, porque creo que la censura no trae tampoco nada bueno. Pero hay que trabajar las letras. Si hay algo que te mola y… tiene un punto machista o es humillante o denigra a cualquier persona, debes saber lo que estás escuchando. Porque quizás si lo sabes y lo analizas… no te molaría tanto.
V.L: Si un profe de Lengua y Literatura del instituto te llamara mañana y te dijera: oye Rozalén, recomiéndame una letra de una canción tuya, que se la voy a poner a mis alumnos para que hagan un comentario de texto, que se van a enterar. ¿Cuál escogerías? ¿Por qué?
R: “La puerta violeta” me parece muy visual, y el mensaje creo que es importante (la canción habla de la violencia de género y de cómo liberarse). Pero en cuanto a poesía, “El día que yo me muera” son todo octosílabos con rima asonante, como coplillas antiguas, así que se puede analizar como un tipo de poesía. Y habla sobre la muerte, que también es muy terapéutico hablar desde muy jóvenes a los chavales sobre algo que es parte de la vida. “Y busqué” tiene mucha metáfora y podría ser una canción que también les sirva a los adolescentes.
V.L: Jo, Rozalén. Te habíamos pedido una letra y nos has dado tres. Ya tienen deberes pa tó el veranito, los chavales. A propósito, resulta que muchos de ellos ven en la música solo un divertimento, una forma de evasión… Incluso solo una manera de acompañar al botellón, en el peor de los casos. Pero para los artistas que la hacéis, seguro que la música es mucho más que eso, ¿no? ¿Tú cómo la definirías?
R: ¿Sabes lo que más nos duele a los que hacemos discos de poner las canciones en un botellón? ¡Que no se escuchan bien! Cuando las escuchas en los móviles se pierden un montón de cosas de la música que son maravillosas y que te hacen vibrar. Entonces… que al menos que lo escuchen con buena calidad, ¡yo qué sé! Para mí, la música es que es mi vida. Yo creo que literalmente no podría vivir sin música. Ni yo ni nadie. Porque nosotros ya andamos y latimos a un ritmo. Y encima la música trabaja las emociones y te lleva de un lugar a otro. Siempre tenemos una banda sonora en la vida. Y los mejores momentos siempre han ido acompañados por música. Y si no… ¡que lo piensen!
V.L: Te has significado desde el comienzo de tu carrera por tu fuerte compromiso con temas sociales, inmigración, feminismo, defensa de las clases desfavorecidas… ¿Crees que la juventud de hoy recoge bien ese mensaje y actúa y se compromete ante estos temas lo suficiente, o adopta una actitud más bien… pasotilla?
R: A ver… Hay de todo. Y en esos momentos, que están las hormonas a tope… ¡pues claro!, a veces están más pendientes del enamoramiento, que es normal, que de otras causas sociales, ¿no? Pero sí que creo que hay mucha gente adolescente superpendiente de lo que ocurre alrededor. Y si no lo está, también hay que entender que en ese momento tú tienes muchos conflictos contigo mismo, ¿no? Deberíamos ser mucho más comprensivos con la adolescencia y ponernos en su lugar.
V.L: Deseandito como estamos todos de que termine esto de la pandemia, tema que abordas en “Aves enjauladas”, ¿piensas que esta mala experiencia que hemos pasado va a cambiar definitivamente nuestra sociedad? ¿Cómo llevas la falta de abrazos, besos y achuchones?
R: No sé si nos va a cambiar. Yo quiero que recordemos la lección que nos ha dado la vida y el mundo, pero esto va a pasar factura. Está pasando factura psicológicamente, precisamente por eso, por la falta de abrazos, de besos, por la distancia, por echar de menos a la familia, por la cantidad de personas que hemos perdido y que han muerto en soledad. El duelo va a ser complicado. Habrá que trabajarlo y ver de qué manera esto nos tiene que hacer mejores, porque tiene que ser así.
V.L: Háblanos por último de tu disco, “El árbol y Bosque”. En él hay claramente un concepto de unidad, de obra total, en lo que no sé yo si muchos jóvenes reparan. Ellos son más de escuchar canciones sueltas, que esta me la salto, que aquella la oigo solo a medias, que voy, que vuelvo… ¿Cómo explicarías a los chavales lo de tu disco, lo del concepto del árbol y el bosque, lo de la unidad temática… esas cosas?
R: Bueno, este disco no tienes por qué escucharlo en orden. Si hay una canción que les sirve, y otra que no, pues me parece bien que la salten, porque a lo mejor en otro momento de la vida, volverán a esa canción que se han saltado. Sí que es importante que sepan el trabajo que hay detrás. Y la importancia de que haya un hilo conductor, o un sentido, porque eso le da mucho valor a una obra, a lo creativo. Además que como es tan terapéutico, pues seguramente cada una de las canciones les ayuden en momentos de estar perdiditos… ¡Yo qué sé!