Tras un año tan duro como ha sido este que hemos pasado para nuestros abuelos, queremos recordar a quien durante mucho tiempo fue considerada como la “gran abuela” de nuestro cine y de nuestro teatro, y casi casi la “abuela de España”. Se trata de Rafaela Aparicio, una inmensa actriz de cine, televisión y teatro. Hoy se cumplen 25 años de su fallecimiento, y queremos que los más jóvenes la conozcáis. Porque, probablemente sin ella quererlo y sin levantar la voz, por su enorme talento se la puede considerar, a su manera, como un verdadero ejemplo de feminismo y de lucha por los derechos de la mujer. En otra época y con otro estilo.

Rafaela representaba, tanto en su vida como en su trabajo, a una mujer muy de la época. Ya sabéis cómo era por aquel entonces este país: un pelín antiguo, muy conservador, mucho más machista que ahora, menos desarrollado, más clasista, más pobre…

Hizo mucho teatro durante la guerra y la posguerra, casi siempre  en papeles cómicos. Y hacía reír a la gente mientras, en ocasiones, fuera del teatro caían las bombas sobre Madrid. Se hizo muy popular sobre todo en las décadas de los 60 y los 70, y todo el mundo la recuerda por sus papeles de “sirvienta”, “cocinera” o de “abuelita” en el cine y en la tele (entonces no había Netflix, ni HBO, ni nada de nada. Solo la televisión española).

Muy católica, chiquitilla, graciosísima y con mucho desparpajo, a Rafaela se la encasilló en ese tipo de papeles, además casi siempre secundarios. Pero cada vez que ocupaba la pantalla sabía atraer la atención de todo el mundo y convertirse en el verdadero centro de la escena. ¡El público la adoraba! En 1979 tuvo por fin un papel protagonista en la conocidísima peli “Mamá cumple cien años”.

Miradla si no en este programa que rescatamos de los archivos de Televisión Española. Con qué desparpajo ocupa siempre el centro de la escena y cómo maneja el cotarro. ¡Menuda era ella! ¡Puro talento!

Por eso, creemos que a su manera, y dentro de las limitaciones que imponía la sociedad de entonces, Rafaela Aparicio bien puede ser considerada hoy como un verdadero ejemplo para todas aquellas chicas que luchan por hacerse un hueco en mundos todavía dominados por hombres. No tenia un gran físico pero brillaba más que nadie. No tenía edad de mujer protagonista y aún así, era el centro de cada escena.

Porque ella sabía siempre cómo asomar su cabecita y decir, ¡eh, qué aquí estoy yo! Y que todo el mundo le riera las gracias.

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