El duro conflicto entre israelíes y palestinos se recrudece estos días con bombardeos, ataques, enfrentamientos y muertes en la ciudad de Jerusalén y en otros territorios cercanos, en la zona que conocemos como Oriente Medio. Es una crisis que lleva tanto tiempo ahí, que en Occidente, y en España, no le damos ya la importancia que merece. Pero sigue siendo a día de hoy uno de los grandes problemas sin resolver de nuestro mundo. En En plan noticias vamos tratar de dar una pequeñita clase de historia para entenderlo un poco mejor. ¿Vale?

Se trata de un conflicto cuyas causas, como las de muchos otros conflictos, se pueden resumir básicamente en dos: la religión y la defensa del territorio.

Dos pueblos con dos religiones distintas, la judía y la musulmana, se enfrentan por ocupar un territorio que en su día se llamó Palestina. Y un tercer pueblo, con otra religión, la cristiana, se limita a mirar y a no hacer prácticamente nada.

Resulta que entre los judíos, que estuvieron muchos años repartidos por el mundo, surgió a finales de siglo XIX un movimiento, llamado sionismo, que defendía que eran un pueblo con derecho a tener una patria. Y esa patria donde asentarse era Palestina, a la que la Biblia se refería como “la tierra prometida”. Allí es donde está la ciudad de Jerusalén, que ellos consideran una “ciudad sagrada”.

¿Pero qué pasa? Que en este territorio también vivían los palestinos musulmanes, que también consideraban Jerusalén como una “ciudad sagrada”. Como también lo hacen los cristianos.

Una de la pocas cosas en las que parecen coincidir estas tres religiones, la judía, la musulmana y la cristina, es en eso: en considerar a Jerusalén como una “ciudad sagrada”-

Y así comenzó el lío.

A partir de entonces hubo varias migraciones de judíos hacia esa zona, donde se fueron asentando y arrinconando cada vez más a los musulmanes que allí vivían.

En 1947, la Organización de Naciones Unidas, organismo que se creó entre otras cosas para solucionar conflictos de este tipo, intervino. Y aprobó la división de Palestina en dos partes: una para los musulmanes y otra para los judíos. Un poco para cada uno y… ¿todos contentos? ¡Parece que no!

Un año más tarde, la ONU aprobó también la creación del Estado de Israel. ¡Por fin, los judíos tenían su patria añorada!. Pero a los musulmanes de Palestina nadie les daba una patria.

Cada vez llegaban más y más judíos a la zona procedentes de otras partes del mundo y querían más y más territorios. Los países árabes de alrededor no estaban nada contentos, y empezaron guerras y más guerras entre musulmanes y judíos por defender su territorio y su religión.

Por una parte, Israel, que era un estado militarmente fuerte y que siempre ha estado muy apoyado por EE UU, fue consiguiendo más y más territorio. Y por otra, los musulmanes, que se quedaban sin sus hogares, se fueron radicalizando cada vez más, combatiendo a los israelíes con acciones terroristas.

Y así llegamos hasta hoy. Y solo cuando, como ahora, los periódicos y los telediarios nos hablan de muertos, entonces… hacemos un poco como que nos preocupa, nos echamos todos las manos a la cabeza y hablamos de la necesidad de paz en la zona.

Pero luego, lamentablemente, dejaremos que en “la ciudad sagrada” de Jerusalén todo el mundo siga peleándose.

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