A estas alturas del partido, todos habréis oído hablar de la “Superliga” de fútbol. En En plan noticias vamos a intentar explicaros qué es y por qué está levantado tanta polémica, más que un penalti no pitado en el último minuto de un Madrid-Barça.
En la competición futbolera de vuestro barrio o de vuestro cole seguro que habrá dos o tres equipos que siempre lo ganan todo, que no hay forma de marcarles un gol. Pero aun así, mola jugar contra ellos, ¿no? Aunque os metan 7-0.
Y si además un día por lo que sea, porque se alinean los planetas, porque les cae una maldición, porque amanecen todos con cagalera…, por lo que sea, vais y los ganáis o, por lo menos, los empatáis… ¡Menudo subidón!
Pues imaginad que un buen día esos tres equipos deciden que se largan de la competición, porque se va a juntar con otros equipos tan buenos como ellos de las ligas de otros barrios y van a formar una “Superliga”. Esa nueva liga será un pasada, porque allí estarán los mejorcitos. Pero, ¿qué pasa con vuestra liga? Que se va a quedar hecha una penita y sin emociones fuertes.
Eso es más o menos lo que va a pasar si se monta la Superliga, que será una nueva competición que se pretende que esté formada por los equipos más fuertes de Europa. Esa liga molará mucho, sí. Pero las otras competiciones van a perder todo su interés.
La Superliga estaría formada por 20 equipos, entre ellos los tres grandes de España: el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid. Y el acceso estaría prácticamente cerrado a los demás equipos, a los normalitos.
El proyecto, claro, ha enfadado a quienes organizan otras competiciones, y se va a desatar ya mismo una guerra sin cuartel para impedir la creación de esta Superliga. Y quieren prohibir que los equipos de la Superliga jueguen en el resto de las competiciones. Algunos jueces, e incluso políticos, ya se están pronunciando, y la cosa está que arde, porque los equipos ingleses, de momento, se han arrepentido y se han echado atrás.
En el fondo de todo, la razón de la creación de la Superliga no es otra que la de siempre: el dinerito. Los clubes que la forman, ya de por sí poderosos, se van a hacer con una pasta gansa si todo sale adelante. Porque los partidos entre los equipos grandes siempre generan más dinerito que los partidos entre clubes pequeños, eso está claro como el agua.
Pero lo que más se ha criticado, y con razón, de este proyecto es que con él se pierde lo mejor del fútbol: que un club pequeño pueda ganar a un grande echándole un par de narices. Se trata de fútbol de élite, que será muy espectacular, muy rico y muy poderoso, sí, pero que de otro tipo de valores deportivos…, nada de nada.
Esperemos que al final se consiga llegar a un buen acuerdo entre todos los implicados y si se tiene que montar una Superliga que se monte, pero que sea super de verdad en todos los sentidos: super…deportiva, super…emocionante, super…espectacular y que fomente, sobre todo, el afán de super…ación.