¿Sabías que el primer texto de teatro escrito en nuestra lengua es la historia de los Reyes Magos? Al menos, el primero que se conoce. La obrita, que no se conserva completa, es anónima. Es decir, que no se sabe quién la escribió, y se la conoce como el “Auto de los Reyes Magos”. Pero no, eso no significa que los Reyes vengan en coche. ¡Tranquilos, que no tienen que aparcar! “Auto” se emplea en el lenguaje teatral para referirse a una obra cortita, como esta, en muchos casos de contenido religioso.
Lo que pasa es que el titulo que le han dado, no me digáis que no, da pie a la guasa. De hecho , la poeta Gloria Fuertes tituló así uno de sus graciosos poemas, en el que el “auto” de los Reyes Magos es, claro, ¡el camello!
Se cree que el “Auto de los Reyes Magos” fue escrito sobre el siglo XII. En el trocito que se conserva ya aparecen muchos de los elementos de la historia que hoy todos conocemos: los Reyes se encuentran siguiendo a la estrella, la interpretan como la señal de que ha nacido el Creador y deciden viajar juntos para adorarlo.
No se dice que sean Reyes Magos, sino que se les identifica como “estrelleros” o “astrónomos”. Por eso es que siguen a la estrella.
También aparecen ya los tres famoso regalos: oro, incienso y mirra. ¿Por qué? Baltasar lo explica:
“Si fuese de la tierra rey, el oro querrá;
si fuese hombre mortal, la mirra tomará;
y si rey celestial, de esto se dejará:
elegirá el incienso, que digno de él será”.
El caso es que parece que, a pesar de Herodes, al que también encuentran por el camino, los Reyes llegaron a adorar al niño y descubrieron que sí, que era el Creador.
Esperemos que lleguen también a todas las casas esta noche, en camello, en coche o como sea. ¡Pero que lleguen y no les multen al aparcar!