El indulto es un perdón que puede conceder el Gobierno a una persona que esté condenada por algún delito. Es una medida que funciona en España desde hace mucho tiempo, pero que es bastante polémica. Sin ir más lejos, esta semana se ha montado un buen lío porque comienza la tramitación del indulto para los condenados por el tema del procés. ¿Os acordáis?: fue el intento de independencia de Cataluña. No significa que se lo vayan a conceder, no se sabe, pero se empieza a tramitar ahora. Os explicamos como funciona este lío del indulto, a quién se puede conceder y por qué es un medida tan polémica.

El indulto es una medida que existe en España nada menos que desde 1870. Si se concede, se perdona la pena que los jueces le hayan impuesto al condenado. El problema es que el perdón lo concede el Gobierno, no los jueces. Y eso provoca que algunos indultos puedan ser interpretados como una decisión con intereses políticos y como si el Gobierno pudiera entrometerse en las decisiones de los jueces.

Hay que recordar que una de las principales características que permiten el buen funcionamiento de nuestro sistema democrático es la división de poderes: el poder de los jueces debe ir por un lado y el del Gobierno, por otro. Y en el caso del indulto, se puede pensar que esta división de poderes no se cumple.

Para que comience a tramitarse un indulto primero tiene que haber alguien que los solicite, y no tiene por qué ser el condenado. Puede hacerlo cualquier persona en su nombre: porque crea que la condena sea injusta, porque piense que haya podido haber algún error en la decisión de los jueces, o porque el condenado te caiga bien, sin más.

Una vez solicitado, se empiezan a hacer informes, se repasa el caso, se ve si hay arrepentimiento, se estudian los detalles, se mira, se remira, que si esto, que si lo otro… Pero al final, el Gobierno puede hacer lo que quiera y no tiene que dar muchas explicaciones de su decisión. Puede perdonar la pena total o parcialmente.

Y por eso, siempre puede existir la duda de que la decisión final no está basada en la justicia, sino en intereses políticos. Sobre todo cuando los indultados son políticos o gente con poder.

Y eso es lo que pasa precisamente con el posible indulto a los condenados por el procés: que se les perdone la pena o no, siempre habrá quien pueda pensar que ha sido porque al gobierno le venía mejor o peor. ¿Por qué?: por las negociaciones, acuerdos o discusiones que tiene que mantener el Gobierno con los partidos políticos catalanes defensores del independentismo. Un lío.

Lo cierto es que, precisamente para evitar este tipo de problemas, polémicas y discusiones, cada vez se conceden menos indultos. Antes, había años que se concedían más de mil. Pero el año pasado, por ejemplo, solo se concedieron 39. Y el año 2018, 17.

Ya veremos este 2020. Pero por si acaso, prepararos, porque este caso del indulto para los condenados por el procés… ¡va a traer cola!

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