Dos bancos españoles de los que seguro que habéis oído hablar, Caixa Bank y Bankia, acaban de llegar a un acuerdo para fusionarse. Que se casan, dicho de otro modo. Antes eran el tercer y el cuarto banco de España, pero el nuevo banco que resultará de la fusión se convertirá en el más grande de todo el país.
Si lo comparamos con equipos de fútbol, imaginaos que el Atlético de Madrid y el Sevilla, tercer y cuarto clasificados de la última Liga, piensan que no hay manera de superar al Real Madrid y al Barcelona, que ya está bien de no ganar ni un solo título. Y entonces,… deciden juntarse y formar un pedazo de equipo que sea el más poderoso de toda la Liga.
Dicen los expertos en la materia (los expertos en bancos, no los expertos en fútbol) que las fusiones de bancos suelen producirse en épocas de crisis, como la que ahora vivimos por culpa del coronavirus. Los bancos no ganan lo suficiente y tienen además demasiados gastos, así que lo mejor es unir fuerzas para crear entidad poderosísimas y correr menos riesgos.
¿Es buena o es mala la fusión de bancos? Pues básicamente depende de cómo se haga. Si se alcanzar acuerdos satisfactorios para ambos cónyuges y no hay peleas por el poder, puede ser beneficiosa, ya que el banco saldrá reforzado. Pero si la boda se planea mal y no hay acuerdos, también puede ser un desastre y acabar en separación o divorcio. O lo que es peor, tirándose los trastos a la cabeza.
Una de las mayores preocupaciones que surgen cuando hay una fusión de este tipo es la de qué hacer con los empleados, la plantilla de jugadores, pues en muchos puestos el personal estará ahora duplicado y habrá que reducirlo.
El proceso está en marcha pero aun no ha terminado, todavía se está negociando cómo se reparte el poder y qué decisiones se adoptan. Estaremos atentos a cómo termina el banquete de bodas y a quién gana la próxima Liga. Mientras tanto… ¡que vivan los novios!