La queja de George Floyd poco antes de morir, ¡I can´t breathe! (no puedo respirar), se ha convertido en símbolo y grito de las protestas contra el racismo que recorren todo Estados Unidos.

¿Quién era George Floyd?: un ciudadano estadounidense, de raza negra, que fue detenido en Minneapolis la semana pasada por haber querido pagar unos cigarrillos con un billete falso. El policía lo sujetó fuertemente apretando su cuello con la rodilla hasta que el hombre falleció.

El vídeo: lo ocurrido, que ha sido una muestra más de la brutalidad policial contra la población negra en EE UU, fue grabado por una adolescente. El vídeo ha dado la vuelta al mundo y ha terminado provocando la mayor oleada de protestas de los últimos años contra los habítuales abusos de la policía ante ciudadanos de raza negra. Los disturbios empezaron en Minneapolis, donde ocurrieron los hechos, y se han extendido ya a todo el país, llegando incluso a las puertas de la Casa Blanca, que es la residencia del presidente de los Estados Unidos.

El Búnker: la prensa americana cuenta que el presidente Donald Trump ha visto las cosas feas pero que muy feas, y ha acabado refugiándose durante un tiempito en un búnker de seguridad por si las moscas.

Perros feroces y armas siniestras: Trump, que culpa a sus enemigos de la oposición y a los grupos de extrema izquierda de lo que está sucediendo, ha llegado a decir a los manifestantes que cuidadito con lo que hacían, que si pasaban la valla de seguridad les iba a enviar “los perros más feroces y las armas más siniestras”.

El movimiento: el movimiento social #BlackLivesMatter (las vidas de los negros importan), nacido en 2013 tras un suceso parecido, está cobrando ahora especial importancia, sobre todo en redes sociales, como reacción ante lo sucedido.

El enemigo: no deja de resultar curioso que un tipo que se las da de valiente y decidido, que no quiere ni en pintura ponerse una mascarilla para protegerse del coronavirus, se esconda ahora en un búnker, protegido por… ¿perros y armas? Confiemos en que quien presume de ser el hombre más poderoso del mundo reconduzca la situación y, sobre todo, no acabe confundiendo quién es aquí el verdadero enemigo: ¡el racismo!

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