El ya famoso pin parental, del que seguro habréis oído hablar, parece casi una cosa de guasa con ese nombrecito, pero está generando mucha polémica entre nuestros políticos. No se trata de un numerito de cuatro dígitos para arrancar el móvil, sino de una aplicación para que los padres pueden decidir sobre si sus hijos participan o no en ciertas actividades escolares: Sobre todo en las que tiene que ver con temas relacionados con la sexualidad.
La polémica surge porque hay políticos a los que nos les parece bien que los colegios organicen actividades obligatorias sobre determinadas materias, como por ejemplo las que están relacionadas con identidad sexual, diversidad de género, feminismo, derechos LGTBI, etc. Opinan que pueden influir, se entiende que negativamente, en el comportamiento o en la ideología de sus hijos.
Por ejemplo, si un cole organiza para sus alumnos una charla en la que se explique cuáles son las leyes y derechos que afectan a lesbianas, gais, bisexuales o personas transgénero, puede haber padres que no quieran que se les cuenten esas cosas a sus hijos en los colegios.
El llamado pin parental sería la posibilidad de que esos padres le puedan decirle al cole que no, que sus hijos no participan es esas actividades, aunque sean obligatorias, porque para educarles en ese tipo de cosas ya están ellos, los papás.
Las dos posturas enfrentadas se pueden resumir de la siguiente manera:
A favor del pin parental: temas como la sexualidad, la diversidad de género, la homosexualidad, los derechos de las personas LGTBI, el feminismo, etc. son asuntos delicados, y pueden influir negativamente en la ideología de los menores. Es preferible que hablar de ellos con los hijos sea tarea solo de los padres, no de los coles.
En contra del pin parental: es conveniente que los colegios impartan este tipo de formación, que en realidad muchas veces no se da en casa o los padres no están preparados para hacerlo, porque es beneficiosa para educar a los menores en igualdad y diversidad, y les ayuda a conocer la realidad.
El tema lo ha puesto sobre la mesa Vox, que es el partido político más partidario de establecer este tipo de control sobre los colegios. De hecho el nombre que se le ha puesto, el de “pin”, no es porque se trate de un simple código de cuatro dígitos, sino porque la intención es trasladar la idea de que se trata de impedir el acceso de los menores a contenidos supuestamente perjudiciales para ellos.
En cambio, el partido en el Gobierno, el PSOE, se ha manifestado claramente en contra de implantar esta medida. Prefiere llamarlo “veto parental” y argumenta que va en contra del derecho a ser educado que garantiza nuestra Constitución.
La cosa se complica aún más porque en España, el control de la educación no depende del gobierno central, que es solo uno y punto. Depende directamente de los gobiernos de las comunidades autónomas, que son 17.
De hecho, hay comunidades autónomas en la que ya se está aplicando el pin parental, como es el caso de Murcia.
Pase lo que pase finalmente con el dichoso pin parental, no estaría mal que quienes decidan aplicarlo o rechazarlo no lo hagan por sus propios intereses políticos o por sus creencias y convicciones individuales, sino que tengan en cuenta sobre todo qué es lo mejor para quienes al final vais a ser los verdaderamente afectados: vosotros, los estudiantes.
LGTBI: término que agrupa a personas con diferentes orientaciones sexuales e identidades de género: lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales.