Por fin tenemos en España presidente del Gobierno: Pedro Sánchez. El líder del PSOE ha sido elegido, después de una ajustadísima votación en el Congreso de los Diputados, ¡por solo dos votos de diferencia! Tan ajustada estaba la cosa que durante el tiempo de la votación no ha podido moverse ningún diputado/a ni para ir al cuarto de baño. Porque si alguno se quedaba sin votar, la cosa se liaba y nos podiamos quedar otra vez sin presidente. ¿Por qué hemos tardado tanto y ha sido todo tan difícil? ¿Hemos terminado ya? ¿Se pueden ir ya los diputados/as a hacer pipí?
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha sido elegido presidente del Gobierno de España tras la votación celebrada en el Congreso de los Diputados, en la que 167 diputados le han dicho que sí, que guay que sea presidente; 165 le han dicho que nanai, que ni de coña, y 18 le han dicho que ni fu ni fa. Para ser presidente, Pedro Sánchez tenia que conseguir más síes que noes, y nadie estaba dispuesto a quedarse sin votar. Seguro que a más de uno se le habrá escapado alguna gotilla, de tanto aguantarse.
Como ya sabréis de tanto leer En plan noticias, a la ceremonia que se celebra en el Congreso para elegir presidente del Gobierno se le llama Sesión de Investidura, término que deriva del verbo “vestir”. Es decir, que Pedro Sánchez ha llegado al Congreso en pelotas y ha salido con traje y corbata, más o menos.
Finaliza así un largo periodo de tiempo, diez meses, en el que hemos estado con un gobierno en pelotas, digo en funciones. Así es como se llama el gobierno que ya se tenía que haber ido a su casita pero que tiene que seguir gobernando porque el siguiente no acaba de llegar.
Os recordamos que en abril los españoles fuimos a votar, pero como los votos se repartieron mucho, ningún partido consiguió formar Gobierno. Por eso ha habido que repetir las elecciones ahora. Y aunque los votos han seguido estando muy repartidos, esta vez el PSOE ha conseguido que otros partidos le apoyaran para hacerse con el Gobierno.
Después de días y días de negociaciones, el PSOE ha conseguido que Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) no votara ni que sí ni que no, o lo que es lo mismo, que se abstuviera. ¿A cambio de qué? Pues ya lo veremos, pero se supone que de el Gobierno sea lo más generoso posible con el problema catalán, puesto que ERC es uno de los partidos que forman el llamado bloque independentista. Es decir, de los que quieren la independencia de Cataluña.
Y ha conseguido también que Unidas Podemos, el partido de Pablo Iglesias, le de su apoyo a cambio de formar parte del Gobierno. Es decir, que por primera vez en la época moderna de nuestra democracia vamos a tener un gobierno de coalición. Se le llama así al Gobierno que está formado por más de un partido.
En España no estamos acostumbrados a los gobiernos de coalición, pero son muy comunes en otros países de Europa.
¿Y ahora qué? Lo primerito que tiene que hacer nuestro nuevo presidente, después de vestirse como Dios manda y dejar de pasearse en pelotas por el Congreso, es elegir su equipo de gobierno, es decir, a los ministros/as.
Cada ministro/a es responsable de un ministerio, que son los diferentes departamentos que se ocupan de un área concreta de la administración. Por ejemplo, el de Economía, el de Cultura, el de Defensa, el de Sanidad, etc.
A los ministerios se les conoce popularmente como “carteras”, en referencia a las carteras muy monas que llevan los ministros con el nombre de su departamento, como si fueran al cole cada mañana. Y que dentro digo yo que llevarán sus papeles importantes, sus informes, sus cuentas, sus cositas…
La elección de los ministros es todo un acontecimiento que tiene en vilo a la prensa durante días, como la convocatoria de la selección española cuando la va a hacer pública el seleccionador. Y este año, con la novedad de que puede haber ministros de diferentes partidos.
¿Quiénes serán los elegidos? ¿Cuántos serán del PSOE? ¿Cuántos de Podemos? ¿Habrá más mujeres que hombres? ¿De qué serán los bocatas que llevan en sus carteras? ¡Qué de emociones nos esperan en los próximos días!